Si la controvertida propuesta de reforma al sistema de salud ha generado enorme incertidumbre sobre sus consecuencias en la prestación de sus servicios en el futuro inmediato, lo que se visualiza de la pretendida Reforma Laboral no es menos preocupante.
El Gobierno nacional, ahora golpeado por las denuncias sobre actuaciones reprochables de familiares del presidente Petro, ha venido anunciando algunos de los elementos principales de su propuesta de Reforma Laboral con la que aspira cumplir su promesa de campaña.
Este Gobierno vuelve a mostrar su intención de imponer su ideología para lograr la aprobación de un proyecto antisector privado, que en vez de traer beneficios netos para la economía, por el contrario, podría traer más restricciones que oportunidades para muchos colombianos, especialmente para los que no tienen empleo y para los que sobreviven en la informalidad y el rebusque. El Gobierno podría lograr su objetivo de golpear al capital y a los empresarios, pero al reducirse el empleo también impedirá el acceso a una mejor calidad de vida de muchos colombianos.
En general, la aludida reforma representa mayores costos para las empresas. Un importante sector de los empresarios considera que si se encarecen los costos laborales, se necesitarían reajustes adicionales a los precios de los productos y servicios que comercializan, lo que implicaría otra presión a la inflación y podría comprometer la sostenibilidad de sus empresas.
Los empresarios consideran que de aprobarse las iniciativas planteadas en el borrador de la reforma, las empresas tendrían que asumir unos sobrecostos que podrían superar el 20%, si se tiene en cuenta la jornada laboral, que cada año, a partir de 2023, se le restará una hora hasta llegar a las 42 horas semanales. Estiman que con el incremento del salario mínimo del 16% los costos laborales de este año, frente al año anterior, serían superiores en 35% apróximadamente.
Se estima que alrededor del 85% de las empresas desarrollan actividades en horario diurno, nocturno, domingos y festivos, por lo que encarecer la contratación para quienes laboran en las noches afecta a todos los negocios: restaurantes, bares, alojamientos, transportes, entretenimiento y hasta empresas de vigilancia y seguridad privada.
Eso podría llevar a los empresarios a tomar decisiones orientadas a no crear más puestos de trabajo, o a reducirlos existentes, lo que contribuiría a aumentar el desempleo.
Igualmente, las normas relacionadas con las causas para la terminación de los contratos laborales contempladas en la reforma podrían afectar el crecimiento del empleo digno y enviar personas de la formalidad hacia la informalidad.
A las preocupaciones por esta reforma, se suma la cautela en materia de contratación para este año, considerando factores como el encarecimiento del crédito, la incertidumbre política, la inseguridad jurídica, la reducción esperada de la rentabilidad y la alta inflación que persiste.
Algunos importantes líderes gremiales han planteado la necesidad de posponer la radicación de esta Reforma Laboral para el segundo semestre de este año, lo que podría ser beneficioso para el país, si existiera la voluntad política del Gobierno para que sea concertada.
Seríamuy conveniente para el país que el Gobierno del presidente Petro atendiera una de las recomendaciones de su admirada economista Mariana Mazzucato y diera el primer paso (que deberían dar las economías como la de Colombia) dirigido a invertir en las capacidades de las personas para que sean protagonistas de la generación de riquezas y de esa forma mejorar la productividad y lograr un crecimiento económico sostenible.
Es un principio elemental de la economía de un país que debería ser claro para todos: Si no se crea riqueza no habrá nada que redistribuir, haciendo aún más imposible la principal idea del populismo.