San Juan del Cesar, nuestra cuna incomparable, es el epicentro donde nacen las canciones que han hecho inmortal al género vallenato. Allí entre los hermosos valles del río Cesar y Ranchería conjugados con el revoletear de las mariposas en las casimbas de sus blancos arenales, nace la realidad y ficción de exitosas canciones. Aquí el talento es silvestre para desarrollar la epopeya y la lírica de la literatura universal hasta ponerla en el pentagrama de la música de acordeón.
La naturaleza y el ambiente, la luna sanjuanera, las lindas sanjuaneritas, el valle, el río, el amor, el desamor, el desengaño y la bohemia, son el principal motivo de inspiración en un pueblo ligado a la más alta pureza del campo. Los precursores se inspiraron en el diario acontecer de la provincia y le cantaban por inspiración a la naturaleza y al campo. Los pregoneros de la época le cantaban en sus inicios a los sucesos, a las noticias, a lo cotidiano, a la naturaleza, a la parranda, a los amores escondidos, a las conquistas y al despecho. Siguió en su orden el repentismo con versos de cuatro palabras donde se improvisaba con la rivalidad de dos cantores que se enfrentaban por una conquista amorosa o por su talento musical. Así surge la trashumancia y los cantores trotamundos que iban de pueblo en pueblo cantándole al amor, al calor del chirrinche de los trapiches, midiendo las distancias por los salibones y los tabacos consumidos en el viaje a lomo de burros en la zona rural, tarareando versos hasta ver el poniente del sol de cada día. Así surge la idea de historiar esta vocación del pueblo al son de un festival, haciendo un certamen al mejor estilo de las grandes competencias para impulsar y promover las más lindas obras de nuestros autores y compositores.
Escuchando el acordeón de Alfredo Gutiérrez interpretando las canciones de Isaac “Tijito” Carrillo, a quien se considera el precursor o pionero de los compositores sanjuaneros, se va metiendo este pueblo en el arte de hacer canciones. Luego surge el trio de oro, conformado por Máximo Movil, Hernando Marín y Sergio Moya Molina, quienes abrieron la trocha con sus canciones para que otros siguieran su ejemplo. De esas parrandas, surge la idea de realizar un festival de compositores en casa de ‘Joseito’ Parodi, a quien se le recuerda como el ideólogo o padre del festival. Las competencias se iniciaron en tarimas improvisadas y rodantes con plataformas de madera apoyadas en tanques metálicos. De esa manera, la plaza Santander se convierte en la sala de exposición de los talentos de la época con las mejores canciones llevadas al acetato por las agrupaciones de moda como Jorge Oñate, Los Hermanos Zuleta, Diomedes Díaz, Los ‘Betos’ y el Binomio de Oro, entre otros.
Canciones como ‘Penas de mi tierra’, ‘Los funerales’, ‘Juramento’, ‘Gitana’, ‘Simulación’ y ‘Gaviota herida’, de la autoría de Máximo Movil, Antonio Serrano Zúñiga, Hernando Marín, Roberto Calderón, Rafael Manjarrez y Efrén Calderón respectivamente, fueron ganadoras en los inicios del festival. Después surge una generación de compositores que se metieron en la memoria popular por la profundidad lírica de sus mensajes literarios, entre ellos se destacan Jacinto Leonardy Vega, Marciano Martínez, Luis Egurrola, ‘Nacho’ Urbina, Aurelio Núñez, Deimer Marín, Alexander Oñate, Rodrigo Celedón y ‘Tato’ Fragoso, entre otros. Entre las celebridades de este festival que se consideran fuera de serie o fuera de concurso por su maestría para componer canciones están Diomedes Díaz, ‘Juancho’ Rois, Roberto Calderón y el maestro de maestros Marciano Martínez, por el don natural para el arte de hacer canciones.
Este año el festival arriba a su versión número 47 y se realizará los días 12, 13, 14 y 15 de diciembre y la costumbre sanjuanera de entregar el corazón dispone de 17 hoteles y 104 habitaciones para recibir a visitantes para impulsar y promover este hermoso arte de producir las letras y melodías para el género musical vallenato. El más grande de los gestores culturales después de Consuelo Araújo Noguera ‘La Cacica’, es el triple A, Álvaro Alcides Álvarez, el plenipotenciario presidente del Festival Nacional de Compositores, quien lo ha posicionado a nivel país como uno de los grandes eventos nacionales. Por eso, hoy por hoy, San Juan del Cesar y su festival de compositores, se han convertido en un referente cultural del país y epicentro de la salvaguarda del folclor vallenato por la calidad de sus letras y sus canciones.