De la participación se ha hablado y escrito mucho, sobre todo, los que se dedican a la política, así como los que tienen responsabilidades de gobierno.
Sin embargo, se conoce menos sobre el pasado y futuro del método para la investigación participante, particularmente, de la Investigación Acción Participativa – IAP, que en caso de Colombia, su mayor constructor y exponente fue el sociólogo barranquillero, y también constituyente de 1991, Orlando Fals Borda quien en 1977 presentó los fundamentos de la misma con una propuesta que título ‘El problema de cómo investigar la realidad para transformarla por la praxis’, en un Simposio Mundial realizado en Cartagena con la asistencia de 17 países.
Veinte años después (1997), desde el Sur Global cartagenero, el mismo Fals Borda organiza otro Congreso Mundial de Convergencias con la asistencia de las 30 escuelas de la IAP y se acuerda entre ellas una definición y una guía con los pasos e instrumentos para desarrollar investigaciones con esa metodología.
Uno de las instituciones civiles que participó en esa ocasión fue el PRIA que significa ‘Investigación Participativa en Asia’ por su sigla en inglés con sede en Nueva Deli – India, fundada en 1980 y adscrita a la Organización de las Naciones Unidas para la Cultura, las Ciencias y la Educación –Unesco–.
Para celebrar los 40 años de la creación del PRIA se organizó un conversatorio virtual a nivel mundial sobre la democracia del conocimiento denominado ‘La historia de la investigación participativa: Pasado y futuro’ realizada el 16 de diciembre de 2021 desde las 9:00 a las 11:00 p.m.
La actividad central del encuentro fue un panel en donde los invitados participaron con los siguientes temas y país de origen:
John Gaventa, ‘Hacemos el camino al andar: el legado de Myles Horton y Paolo Freire’ (Reino Unido); Normando Suárez, ‘Las contribuciones de Fals Borda al desarrollo de la IAP’ (Colombia); Deborah Barndt, ‘El Romance de la Revolución y el programa de educación de adultos de Nicaragua’. (Canadá); Rajesh Tandon, ‘Hacer investigación con la gente: el POV de un practicante’ (India); Patricia Maguire, ‘Haciendo Investigación Participativa: Un enfoque feminista’ (USA); Edward Jackson,‘Influencia de la Investigación Participativa en la ayuda exterior, el desarrollo regional, las finanzas sociales y las políticas de inversión de impacto’ (Canadá) y Budd Hall ‘Conocimiento y compromiso: de la investigación participativa a la democracia del conocimiento en los pasillos de la academia’ (Canadá).
En principio, una conclusión concertada por los panelistas es que los procesos investigativos con la participación de todos y todas para la acción, es el método o camino más eficaz para fortalecer la amenazada democracia en los pueblos de los sures y nortes globales, así como para superar las desigualdades e inequidades, que ha profundizado la pandemia, en la medida que los grupos originarios se apropian de su futuro agenciando los cambios en sus vulnerabilidades sociales, económicas, políticas, culturales y ambientales.
Para países del sur global en conflicto interno como Colombia, se plantea la participación en la Investigación Acción como mecanismo prioritario para la democratización de los conocimientos que hagan posible la convergencia de saberes para la reconciliación y transitar una paz estable y duradera.
En atención a las nuevas realidades de las comunidades y los territorios en escenario de posconflicto y el relativo agotamiento de la Investigación Participativa, el panel terminó formulando una pregunta relacionada con el futuro de esa metodología consolidada desde 1980, y que nosotros hacemos extensivo a los lectores y lectoras de Diario del Norte: ¿Cuál es su propuesta para reenergizarla?
Nuestra respuesta en el conversatorio partió de considerar que en principio es necesario hacer relevo generacional para que los jóvenes antiélites asuman el liderazgo de transformar sus precarias condiciones y complementariamente, de las poblaciones más vulnerables con una IAP recontextualizada y replanteada en términos de superar las tensiones estratégica de la praxis.
En últimas, apostarle al desafío de repotenciar y relanzar la IAP por y para los millennials (jóvenes) porque ellos son los depositarios y herederos de esa metodología que les permite canalizar todas sus energías transformadoras como en la primera versión de los pioneros en 1977 y 1980.