Por luengo tiempo, la práctica más lúdica, placentera y turística del riohachero y los visitantes, era el tradicional paseo por el malecón de la avenida de La Marina, también llamada ‘La Primera’ por los locales. No solo por ser la primera calle del componente urbano de la ciudad, sino por ser la avenida más concurrida, epicentro de la vida social, política, artesanal, recreativa, de entretenimiento y turística de la ciudad y del Departamento.
Ya quisieran otras capitales del Caribe colombiano contar con una avenida que les permita la vista privilegiada al mar, a amplias playas, con un muelle que nos permite adentrarnos a la imponente belleza del mar, con sus embelesadores ocasos, con la experiencia inmediata de apreciar las faenas de pesca y la venta del pescado recién salido de las aguas. Con las esculturas, se le agregó a la avenida el equipamento urbano que también agrega lo estético y la visibilización de la diversidad cultural de nuestro Departamento.
Por muchos años, la principal actividad, especialmente, de los fines de semana de los riohacheros, era recorrer el camellón como entrenamiento y contemplación. “El festival del vaivén”, le decían algunos pues, las personas iban y venían desde el punto de los pescadores hasta el Riíto como un ritual que se repetía todas las semanas. Las chicas iban a lucir sus mejores galas a la caza de piropos, los chicos a ver si un piropo les funcionaba, los lugareños llevaban a sus visitas para que disfrutaran de esa cara amable de la ciudad. Los adultos iban con sus parejas y hasta con sus niños, compraban artesanías, algún comestible y hasta se sentaban a tomarse un refresco o una cervecita antes de irse a casa. Otros, disfrutaban de los lugares de rumba, con amplia y variada oferta para todos los gustos, al aire libre, playa bar, terraza, discotecas, restaurantes, tertuliaderos, estancos, bares y hasta ventorros informales de cerveza con cavas en pleno malecón. Todo esto hacía, que La Primera, un fin de semana y a veces, cualquier día, fuera el epicentro nocturno de la ciudad.
Pero, una serie de coyunturas y decisiones; unas, bien intencionadas y otras no tanto, han hecho que, la que fuera ponderada por los riohacheros como “La primera avenida de Suramérica” hoy espante durante la noche por la soledad, inseguridad y desolación. Inicialmente, con la llegada de los mall o grandes centros comerciales, la ciudad perdió su centro. Ahora tenemos centros periféricos en los grandes centros comerciales donde la gente compra, vitrinea, va a cine, come, se reúne, lleva a los niños a juegos mecánicos, apuesta, celebra cumpleaños, reuniones o solo va a pasear, a recibir aire fresco, gorrear WiFi y estar donde está la gente “in”.
Por otra parte, ante la queja de los comerciantes formales, la Secretaría de Gobierno y la Inspección de Policía comenzó una batalla frontal contra los vendedores informales de cervezas y otras bebidas. Mucha gente iba a La Primera solo a pasar un rato, no con la intención de ir a los lugares de rumba, sea por economía o por tener planes distintos al encerramiento oscuro de esos lugares. Algunos se sentaban en la playa a escuchar música y disfrutar una bebida. Pero para las autoridades eso no estaba bien y eso hizo que muchos hoy vayan a otros sitios y hayan abandonado La Primera.
La peor de las coyunturas fue la llegada masiva de venezolanos, con su lado B de prostitución, gays, trans, proxenetas, jíbaros, atracadores que se tomó la avenida de noche y terminó de ahuyentar a los pocos que aún persistían en preservar el paseo por el camellón como su principal diversión y forma de disfrutar la ciudad y sus bondades.
Hoy, los permanentes operativos tienen casi controlada la presencia de estos últimos y poco deseables visitantes de la noche. Pero ya la gente no se siente en confianza para regresar a La Primera, de allí que asusta la soledad de tan emblemática avenida. Los rumbiaderos ahora proliferan por la 15, la avenida 15 de Mayo y otros sectores que tienen menos control policivo. Ojalá, entre comerciantes, artesanos y autoridades nos devuelvan ese sitial primero de La Primera como patrimonio de la ciudad.