De vez en cuando es conveniente recordar algunos hechos para evitar repetirlos. A raíz del quinto centenario del llamado ‘Descubrimiento de América’ –que muchos prefieren denominar ‘Encuentro de dos mundos o de dos culturas’– el gobierno colombiano de ese entonces, año 1992, organizó muchos actos conmemorativos ‘por lo alto’.
Los elogios al pueblo español desbordaban los límites de lo normal y rayaban con la desmesura. Como siempre: el agradecimiento por habernos legado como tesoro la lengua castellana y por haber traído, por designio divino, la religión católica. Todo marchaba según lo planeado por el gobierno de César Gaviria. ¡Nada de mencionar el exterminio de indígenas en esta América aborigen! Tampoco, hablar de las denuncias que alcanzó a presentar fray Bartolomé de las Casas ante las cortes españolas cuando comprobó que en las Antillas habían desaparecido miles de indios, diezmados por la crueldad de los ‘piadosos’ conquistadores.
No contaba el presidente con la concepción humanista de un colombiano universal cuya voz era escuchada más allá de nuestras fronteras. Toda la parafernalia orquestada por Gaviria y su equipo de gobierno estaba a disposición de Germán Arciniegas para ese 12 de octubre de 1992. Pero, como dijimos anteriormente, este historiador tenía una visión de mundo muy amplia, afincada en sus vastos conocimientos de la Historia (con mayúscula), y su espíritu rebelde no coincidía con los deseos del presidente de la República.
Así las cosas, era evidente que la coordinación de la magna celebración no podía continuar en manos del ilustre historiador. ¡Cuidado con Arciniegas! parece que le aconsejaron al mandatario.
Lo cierto es que de la noche a la mañana surgió la solución: doña Ana Milena Muñoz sería, en adelante, la coordinadora en remplazo del maestro Arciniegas. No pretendemos establecer comparaciones. Las nuevas generaciones sacarán sus conclusiones, para lo cual las ayudaremos diciéndoles que la doctora Ana Milena Muñoz era la esposa del expresidente Gaviria y que el maestro Arciniegas, en su valiosa existencia –noventa y dos años en ese momento– ya cargaba con orgullo su propia estatua.
Para mayor ilustración sobre la importancia que este historiador y escritor colombiano tiene para nuestro país, destacaremos algunas notas puntuales. Nació el 6 de diciembre de 1900 en Bogotá. Abogado de la Universidad Nacional de Colombia, donde fundó la Federación de Estudiantes de Colombia.
Perteneció al grupo cultural y literario Los Nuevos, con León De Greiff, Alberto Lleras Camargo y Rafael Maya. En la diplomacia ejerció como vicecónsul de Colombia en Londres, canciller en Buenos Aires, embajador en Italia, en Israel y en la Santa Sede. Creó el Instituto Caro y Cuervo, el Museo de Arte Colonial, la Biblioteca Popular y fortaleció la Escuela Normal de Colombia. Para la educación en nuestro país, vinculó a insignes pedagogos e investigadores alemanes, españoles y franceses, entre ellos el etnólogo Paul Rivet. Fue profesor de las universidades Nacional, Libre y Externado de Colombia. En la Universidad de Los Andes regentó por muchos años la Cátedra de América. Fue miembro de la Academia Colombiana de la Lengua y de la de Historia; además, vicepresidente del Comité Americano por la Libertad de la Cultura.
Entre las obras de Arciniegas sobresalen: ‘Biografía del Caribe’, ‘El estudiante de la mesa redonda’, ‘América, tierra firme’, ‘Los comuneros’, ‘América mágica’, ‘América en Europa’, ‘Este pueblo de América’, ‘Bolívar y la revolución’, ‘El continente de los siete colores’. En este último libro analiza el fenómeno del mestizaje y la creación de un continente como crisol de culturas y razas.
Además, Arciniegas escribió ‘El caballero de El Dorado’ y ‘Entre la libertad y el miedo’. Quedaríamos en deuda con el escritor bogotano si omitiésemos en estas líneas algunos datos relativos a sus ancestros. Su bisabuelo materno, ‘Perucho’ Figueredo, fue el autor de ‘La Bayamesa’, el himno nacional de Cuba; al intentar una revolución, fue fusilado. Su abuelo Basilio Angueyra era cubano; viajó a Colombia a trabajar con Francisco Javier Cisneros, el pionero de los ferrocarriles en nuestro país. Aquí nació Aurora Angueyra Figueredo, madre de Germán.
La familia materna del historiador fue quien inventó y tejió la primera bandera cubana, que hoy reposa en el Museo de La Habana. Antes de ‘Cien años de soledad’, el libro más difundido en el mundo, escrito por un latinoamericano, fue ‘Biografía del Caribe’. Germán Arciniegas fue llamado ‘Colombiano universal’ y ‘Hombre de las Américas’. Falleció el 30 de noviembre de 1999.