Hay noticias que desgarran el corazón. Con la partida de la ‘Nena’ sentí que mis vivencias quedaban divididas… hoy que el gran amigo, el conocedor de la historia de mi pueblo también parte a la eternidad, siento como si Fonseca se quedara sin sus grandes dejando unas generaciones huérfanas y en la ignorancia de nuestra historia. Manuel Esteban Cuello Acosta, sapiente, conocedor de la historia y de quién es quién y hasta porque es quién es.
Amigo entrañable de mi madre, María Vergara, luchador de mil batallas en busca del desarrollo y progreso del pueblo que lo vio nacer y que tanto amó.
Contar tu historia, tus anécdotas, tus luchas para ser cada día mejor profesional en lo que te apasionaba que fue la docencia es una labor que empieza hoy y que tu hijo tiene la responsabilidad de asumir.
La familia Rengifo Vergara siente como propio el dolor que José Luis Cuello Chirino, Mónica y demás miembros de la dinastía Cuello Chirino sienten.
Vuela alto amigo… reúnete con tu compañera de vida y agarrados de la mano; como permanecieron en vida, continúen un romance que ni la muerte pudo romper.
Mi padre es una historia, un libro abierto, un líder cívico, un educador, un fe dante, un consejero y poseedor de muchas virtudes que lo hicieron grande y muy reconocido en su terruño y fuera de él, se profesionalizó a los 63 años, fue notario de su pueblo 20 años, ya había sido concejal y logró ser alcalde para la Asamblea Nacional Constituyente, entre otros cargos de relevancia
Mi padre, el hombre probo, capaz e inteligente, el de su fluidez en la oratoria, el pionero de las cosas buenas de su pueblo, el profesor de casi todos los profesionales de la arcadia del provinciano que superan hoy los 12 lustros, tantas cosas positivas de ti que me tornaría interminable en el discurrir de tu existencia, fuiste grande y tu grandeza al paso de los días crecerá como crece la sombra cuando declina el sol, esa obra tu segundo tomo, será uno de mis firmes propósitos, tengo la dicha de decirlo, mi padre me conocía y yo conocía a mi padre, fuiste el ser a quien quise ser como tú, aunque era y es difícil sigo tus pasos. Los amé y serán por siempre hasta que Dios me lo permita mis dos más grandes amores de mi vida. Descansen en paz.
Yo quedo triste hasta que la ley de la parca lo decida, Dios en sus designios nos pone a pruebas y éstas las tomaré para seguir honrando a mis padres con mayor fervor del que siempre les profesé y del que tantas satisfacciones les di en mi cambio de actitud acabando la rebeldía y logré hacerme un abogado al servicio de la sociedad. Este dolor es indescriptible y será mi derrotero a seguir sus sabios y oportunos consejos. Jamás se acabará este gran amor hacia ustedes, jamás.
Fonseca está de duelo ¡Descansa en paz…! Manuel Esteban Cuello Acosta.