Una verdad que puede ver hasta un ciego: La Guajira es uno de los departamentos más pobres y necesitados de Colombia, ha sido víctima de la corrupción y la falta de liderazgo político durante años. Los únicos que no lo reconocen de esa forma es la clase política y sus entornos familiares por obvias razones.
La situación actual en la que se encuentran los habitantes de La Guajira es crítica, padecen de pobreza extrema, falta de acceso a servicios básicos como agua potable y buen servicio de electricidad, agravada por la crisis humanitaria que viven las comunidades indígenas wayuú con la muerte de niños a causa de la desnutrición.
Es evidente que la solución a estos problemas no puede ser únicamente un asunto de recursos económicos, sino también, de un cambio cultural y político que permita una mejor gobernanza. La elección de un gobernador que actúe de manera transparente y con una vocación de servicio es fundamental para lograr el desarrollo y la mejora de la calidad de vida de la población guajira. Una persona que no tenga vocación de enriquecimiento ilícito, que llegue a gobernar para resolverle los problemas a la gente y no a robarse los presupuestos.
Para tener un gobernador comprometido con el bienestar de su comunidad, es importante tomar en cuenta que la elección del líder del Departamento debe realizarse de manera democrática, y no solo en un proceso electoral sino también, en la selección de los candidatos que se postulan para el cargo, por fuera del beneplácito de la clase política culpable de la debacle moral y administrativa en la que se encuentra el Departamento.
Necesitamos un gobernador que no esté amarrado, que no esté comprometido con las castas políticas que nunca han hecho nada en beneficio de la gente; debe ser un líder dispuesto a poner en primer plano las necesidades de su pueblo antes que sus intereses personales, familiares o de cualquier grupo político. Debe ser alguien que se comprometa a luchar contra la corrupción, estableciendo medidas claras y efectivas para garantizar la transparencia en la gestión pública.
Las cifras de corrupción en La Guajira son alarmantes, especialmente cuando se trata del manejo indebido de los recursos destinados a servicios básicos como la salud o la educación, lo que hace necesaria la implementación de controles y seguimientos eficaces para evitar que el dinero público caiga en manos indebidas; hay que vincular a la comunidad en la vigilancia y seguimiento del uso de los recursos públicos.
Además, el gobernador que necesitamos debe ser alguien que tenga la capacidad de liderar procesos de diálogo y concertación entre los diferentes sectores sociales y económicos de La Guajira, para poder llegar a acuerdos que permitan el desarrollo del Departamento.
Los problemas de agua potable, electricidad, turismo, energía eólica, comunicaciones, y la falta de infraestructura educativa y de salud son solo algunos de los retos que debe enfrentar el gobernador electo para poder cumplir con su compromiso social, y para esto, es fundamental que este líder tenga una marcada vocación de servicio, con una ética y moral profesional que lo lleve a actuar con responsabilidad y transparencia.
El gobernador deberá contar con un equipo de trabajo capacitado y comprometido en mejorar la situación de La Guajira, siendo necesario que ese equipo trabaje en conjunto con la sociedad civil, para que exista una verdadera participación ciudadana en la toma de decisiones que mejoren la vida del Departamento.
El futuro de La Guajira está en las manos de los mismos guajiros, y por eso es importante elegir a un gobernador capaz, honesto, transparente para enfrentar los importantes retos del Departamento.
La elección de un líder comprometido con la transparencia, la ética, y el servicio, representa no solo la esperanza de un futuro mejor para La Guajira, sino también una oportunidad para iniciar un cambio cultural y político que permita poner en la mesa de discusión los verdaderos problemas del Departamento y llegar a soluciones tangibles que promuevan la vida digna y el bienestar para todos los guajiros sin excepción de ninguna naturaleza.
Y como dijo el filósofo de La Junta: Se las dejo ahí…