Para mí es honor volver nuevamente, después de casi un año de ausencia a mi casa, el Diario del Norte a escribir esta columna de reflexión para todos nuestros lectores, donde a veces con información del pasado de La Guajira o de nuestra vivencia actual, recuperamos un poco de nuestra memoria histórica para entender nuestro presente y proyectar nuestro futuro; ese es nuestro objetivo al escribir estas letras. Así mismo comparamos aquella parábola de nuestro Señor Jesucristo con nuestro regreso a este Diario, pero a la vez con lo que está sucediendo con esta pandemia, donde muchos están regresando a ese mundo espiritual de encuentro con Dios que habían abandonado por intereses o deseos materiales; está situación apocalíptica y catastrófica lo están obligando a ese regreso que como decía ese gran Juglar de nuestro folklor Jorge Oñate, en aquellas últimas palabras que se hicieron públicas: “aquí es donde estamos viviendo la verdad de la vida, aquí no vale plata, ni poder, ni altos, ni bajitos, ni negros, ni blancos; así que está es la verdad de la vida, el único que va arreglar esto es Dios”.
Yo creo que con estas palabras, el famoso ‘Ruiseñor del Cesar’ por su significante figura, el Altísimo quiso enviar un mensaje a toda una región, a un país, al mundo, para que reflexionemos acerca del mundo en que estamos viviendo; dejó un claro mensaje para que meditemos de lo que estamos haciendo.
No obstante hay muchos que por la desesperación de esta pandemia han tomado caminos de malas decisiones que lo están conduciendo por un valle al filo del abismo y el hecho es la cantidad de situaciones adversas y terribles que se están viviendo en nuestras ciudades y pueblos; donde muchos han tomado el camino de la violencia, del atraco, del desafuero, de riñas, de muertes, que hace que en este mundo se viva entre el miedo, el temor y la muerte; que se viva en un mundo muy inseguro; que muchos piensen salir de sus casas; pero existen otros que a pesar de esto y del virus del covid-19, la necesidad los obliga a salir en estos tiempos de noches oscuras, hay muchos hogares que hoy solo hacen una sola comida, que desesperados salen a las calles a vender muchas veces a precios de huevos sus mercancías o a regalar constantemente su trabajo; muchos negocios han quebrados.
Pero también hay muchos que se han enriquecido de buenas maneras y otros del aprovechamiento de la pandemia y el dolor ajenos.
Las dificultades en medio de la angustia hacen que los corazones se endurezcan o se ablanden como el acero con el fuego; estas dificultades han hecho como dijimos anteriormente que muchos hayan vuelto a la casa espiritual, que también existe como la casa material, como la casa virtual que existe en nuestro tiempo; un ejemplo es de alguien conocido que me contó está historia, que sé que muchos la han vivido en carne propia.
Estando preocupado por creer estar contagiado del virus y que nada lo llenaba, estresado y angustiado me contaba, que estando al frente del televisor, tratando de ver un programa de televisión, pasaba y pasaba, nada lo llenaba; sentía su espíritu atormentado y afligido hasta que de pronto como las ovejas escuchan la voz de su pastor, solo lo consoló fue el ver un programa donde se predicaba la palabra de Dios, se encontraba muy afligido a la espera de un resultado de una prueba Covid que se le había realizado a un familiar del hogar, ante esta situación solo le quedaba lo que le queda aquellos que pasan por un momento como eso, elevar angustiado una oración al Padre Celestial, pero como siempre también sucede; el Altísimo cuando tiene un propósito con alguien en el mundo terrenal; no había pasado ni una hora cuando le informaron de que la prueba Covid había salido negativa con lo cual el peso que tenía encima se evaporó. Esa es la importancia de reconocer que en medio de esta pandemia que no respeta a nadie, de que existe un refugio seguro; que no lo debilita enfermedades, angustias, necesidades; es ese mundo espiritual que nos tiene siempre en contacto a todo momento con Dios; esa es la verdad de la vida que nos dijo el Jilguero de América; he aquí un ejemplo de un hijo perdido como el hijo pródigo que vuelve a su casa espiritual.
Hay muchas ideas o hipótesis acerca de esta pandemia, unas espirituales que hace parte de las plagas de los últimos tiempos antes del fin; otros materiales, de conspiraciones de un nuevo orden mundial a partir del año 2030; todas aceptadas desde el punto de vista que te encuentres en forma espiritual o material; pero la verdad es que algún día, todos sabremos la verdad de la vida ya sea en el mundo material, en el mundo virtual o el mundo espiritual; algún día lo sabremos.
Lo que sí es indiscutible es que como existe un mundo material, hoy un mundo virtual que palpamos.
Pero también es verdad que en medio de esta pandemia que nos atormenta, existen dos caminos: uno, que nos puede conducir a tomar malas decisiones de ir hacer el mal; que nos puede llevar a un final de muerte y otro camino, que nos puede volver a un encuentro con Dios en un mundo espiritual, que por muy malas que sea nuestra situación, Él puede extender su mano de bendición para ti, para tus seres queridos y aquellos que te rodean.