Esa algarabía que habla de un barrio vivo, alegre y solidario; donde las ventas callejeras animan con deleite sus calles, sus casas y su único balcón, el de la Casa azul, ahí donde quedan las 3 L, al lado de las gorditas, de la dulce ‘Chave’ Campo, la misma que en estos días se paró con San Pedro en la puerta a recibir a Armando, quien desde que llegó se instaló a pintar los rincones del paraíso, dando rienda suelta a su alma bohemia… de seguro le picó el ojo a ‘Marychú’ cuando la vio abrazada a la señora ‘Icha’, en un abrazo estrecho y eterno, para ganarle la partida al tiempo en que estuvieron separadas.
Ahora hay más gente del barrio allá arriba que aquí abajo, ¿qué vaina no?
Ayer el ‘Piojo’ le abrió las puertas a Tomás y le cobró la apuesta:
–Te dije que yo llegaba primero –le recordó–
–Sí, pero no te pago na’. Esa apuesta se la ganó ‘Rafa’ Cuán, que de seguro ya lo engordó Ercilia a punta de zaragoza roja y carne esmechá.
Tomás quiso recorrer el guapo celestial, que no era más que una réplica del terrenal, habitado en sus casas por los moradores que le habían cogido la delantera.
Saludó a ‘Che’ Julio y su combo y le preguntó por la morenita de nariz fileña que lo acompañaba.
–¿No te acuerdas de Fabiola? –le reprochó ‘Che’– es la que me crió la China, en Cartagena.
Junto al ‘Piojo’, Tomás siguió caminando y saludando, a ‘Pay’ y su gente, a los Bermúdez, abrazó a Leonella y saludó a las ‘Meme’, Gerónimo y Moreu y a Franca Sierra, quien estaba cocinando un pescao’ que le había traído Jimmy tempranito.
Encaminándose siempre en dirección abajera, le recibió una cocadita a Quintina, la saludó y siguió tranquilo, sin prisa ni afanes, sin angustia ni dolores; reconociendo y abrazando a sus vecinos: a los Pinzones que se adelantaron, a ‘Icha’ Mora elegante, con la boca colorá y una falda de flores que escuchaba embelesada la serenata de boleros que su hijo le ponía al son de una guitarra, a la ‘Mona’ que también aquí arriba barría y sonreía con la aurora, entre tantos.
Aún sin terminar la cocadita de Quintina, Tomás debió recibirle una arepita de queso a Blanca y preguntó:
–¿Por qué hay tanta gente donde ‘Icha’?
–Están recibiendo a Fabián, el de Helen, y la bisabuela ‘Ucha’ y la tía/abuela Carmen ‘Meme’, vinieron a conocerlo. Le respondió William que se había venido detrás de su hermano.
–¿Qué vaina no? Me hubiese gustado que ese buen pelao’ pospusiera su viaje.
–A todos nos hubiese gustado, pero tú sabes cómo es el gran jefe: Él sabe lo que hace, la vaina es que nunca te lo explica… vamos más bien donde San Pedro a pedirle, en nombre de los del barrio, que abra la pluma de la nube de las 3 C, esa que derrama consuelo, conforto y conformidad para que bañe a nuestra gente.
Aquí abajo una gota de ese aguacero cayó en las mejillas de Helen, confundiéndose con su torrente de lágrimas… También llegaron, cruzando océanos, una gota en forma de oración: las de Aruba y la mía, que claman resignación y serenidad para el corazón destrozado de una madre.
Abrazo con mis recuerdos y mis oraciones a mi guapo terrenal, con la promesa de que un día nos encontraremos todos en el guapo celestial y ya no acarrearemos baldes de agua y no se nos estallarán los transformadores para dejarnos en tinieblas. Solo nos abrazaremos y tal vez ‘Quinti’ nos haga a todos un dulce de leche y coco.
Reposen mis vecinos y mi amadísima madre en la paz del Señor.
A la espera de su respuesta y comentario.
Que tengan ustedes un riohacherísimo día: alegre y cálido.