Es una paradoja, por no decir injusto, absurdo y condenable que, en la fecha y mes establecido mundialmente para conmemorar la lucha de las mujeres por sus derechos, se presenten las más altas tasas de agresiones, violencia y feminicidios contra ellas que son mayoría poblacional en los censos nacionales y territoriales.
Conviene recordar, que el ocho de marzo no es un día que se inventaron al azar los comerciantes para aumentar sus ventas de mercancías y cuadrar la caja de sus negocios en épocas de crisis económica y financiera.
Debemos rememorar cómo para demostrar el apoyo a la huelga que las trabajadoras textiles llevaron a cabo en Nueva York en 1908 –una huelga que, junto con la de 1857, pasarían a la historia, en 1909 una organización de Mujeres Socialistas celebró en EE.UU. el primer Día Internacional de la Mujer.
Hace 114 años, tuvo lugar el segundo encuentro Internacional Socialista de Mujeres, en Copenhague, Dinamarca.
En esta ocasión, se propuso fijar un día simbólico –en torno al 8 de marzo– que sirviera para reivindicar los derechos de todas las mujeres, principalmente el derecho al voto. Finalmente, en 1975 la Organización de Naciones Unidas – ONU reconoció el día de manera oficial.
Si bien es cierto que el referente de origen que se hizo visible del día de la mujer es en el norte de los Estados Unidos y Europa, en los sures de Latinoamérica y del Caribe, y específicamente, en Colombia; fueron mujeres desde la época de la conquista las que encabezaron la resistencia al invasor español como la india Catalina en Cartagena.
En la Colonia la protesta la encarnó Antonia Santos. En la lucha por la emancipación se destaca una mujer valiente como Policarpa Salavarrieta que fue fusilada o María Concepción Loperena en la provincia vallenata por su apoyo incondicional a la justa libertadora.
Ya en los inicios de la vida republicana, ¿cuantos vientres de mujeres esclavas aportaron hijos e hijas para la construcción en libertad de la naciente República y contribuyeron a la abolición de las oprobiosas cadenas de la esclavitud.
¿Cuántas mujeres aportaron su cuota de sangre y sacrificio para las absurdas guerras civiles que azotaron la Colombia de 1819 hasta la guerra de los mil días? ¿O para la creación de las organizaciones de los trabajadores y trabajadoras en el movimiento sindical del primer cuarto del siglo pasado como la lideresa María Cano?
¿O cuantas mujeres de los 300.000 muertos mal contados fueron sacrificadas en el periodo de la violencia fratricida desde el asesinato de Gaitán? ¿O cuantas heroínas se rebelaron para subvertir un orden social desigual e inequitativo en los últimos sesenta años para arrancar migajas de la democracia como el derecho a ejercer el voto en el plebiscito de 1957 con la caída de la dictadura y el inicio del Frente Nacional?
¿O más recientemente, en los primeros veinte años del siglo XXI, cuántos fueron los votos de las mujeres que hicieron posible, viable y factible elegir un Gobierno nacional popular con una vicepresidenta afrocolombiana?
El 8 de marzo, entonces, nos recuerda, para que no se nos olvide, que es imperativo hacer justicia restaurativa a todas las mujeres de Colombia.
Esto es, que haya verdad sobre ellas después de este pavoroso conflicto armado que hemos padecido. Que se haga justicia pronta con sus derechos como establece la Constitución Nacional de 1991. Que se cumpla la debida reparación del daño que les hemos hecho y que nos comprometamos como sociedad civilizada, de una vez por todas, a no repetir el daño que les hemos causado históricamente.
Un reconocimiento especial a las mujeres colombianas en el exilio, a las que han tenido que migrar para conseguir los recursos con su trabajo esforzado y ejemplar para sostener a sus hogares desde la distancia y a las madres cabeza de familia que luchan de manera permanente para sacar adelantes sus proles.
Por todo lo declarado y pactado desde 1910, no sólo el ocho de marzo es el día de la mujer sino los doce meses de todos los años. Hagamos realidad la consigna del Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026 con perspectiva de género: “Colombia potencia mundial de la vida de las mujeres”.
Nuestra solidaridad y respeto siempre con ustedes mujeres que construyen patria todos los días.