Por Rafael Humberto Frías
Siempre hemos venido sosteniendo que, si en La Guajira se hubieran ejecutado todos los planes que se han formulado como los planes de desarrollo, de ordenamiento territorial, de competitividad, planes centro, agenda prospectiva y agenda interna, este departamento sería un modelo de desarrollo nacional. Porque se han formulado muy buenos planes estratégicos para el desarrollo, no solamente del departamento y de los municipios, sino también muchos planes de atención especial en todas las dimensiones del desarrollo.
Pero después de formulados, muchos no se utilizan y se quedan como libros de adornos de los anaqueles de las bibliotecas públicas y privadas. Además, por nuestro territorio han desfilado los más reconocidos expertos en planeación estratégica del desarrollo de nuestro país, apoyando y asesorando, pero su conocimiento y experiencias exitosas a nivel nacional, no han impactado la realidad del departamento, porque no se ha ejecutado la totalidad de lo planeado.
En muchos casos se ha perdido de vista el rumbo y la consecución de los fines de la planificación, y por eso, no se materializa en unos resultados efectivos. Porque una planificación sin unos objetivos y una visión estratégica llevada a cabo, carece de todo sentido. De ahí que, en adelante, se deben revisar los planes de desarrollo, en sus tres capítulos: el diagnostico, el plan estratégico y el plan de inversiones, haciéndole seguimiento a su ejecución, hasta ajustarlo según los alcances y el tiempo, y replanteando si se hace necesario hasta alcanzar los fines propuestos. La idea es que lo que se planificó, sea lo que se está ejecutando y que los mandatarios no se aparten de lo planeado ni caigan en la improvisación, como suele suceder. Ya que muchas veces les dicen a sus planificadores, aquí el que manda, soy yo, porque yo soy el elegido. Pero la realidad es otra y es que terminan incumpliendo los anuncios del programa de gobierno y las metas de su plan de desarrollo.
Por eso, se hace necesario escoger buenos secretarios de planeación en las entidades territoriales, ya que, desde esa cartera se promueve e impulsa el pensamiento estratégico para el desarrollo del territorio con liderazgo efectivo. Además, es importante también la continuidad de este funcionario, dado el carácter técnico y la capacidad instalada en el proceso de planeación participativa, cuando se formula el plan, y luego en la etapa de seguimiento y evaluación de lo planeado. Para hacer efectiva la planificación, existen unos instrumentos mediante los cuales se ejecuta el plan de desarrollo, a través del plan indicativo, los planes de acción sectorial, el plan operativo anual de inversiones, el banco de proyectos y los proyectos de inversión. Después que la administración tenga la trazabilidad y el control sobre estos instrumentos de ejecución de su plan de desarrollo, sólo resta contratar los bienes y servicios públicos, a través de un proceso de selección objetiva, siguiendo un plan de contratación y un plan de compra.
Teniendo bien claro, que la planificación es la columna vertebral de toda administración. Planificando estratégicamente el desarrollo, y operativamente, los procesos internos, atendiendo las normas que los rigen. Si nuestros mandatarios se detienen en los afanes del día a día y no se dejan absolver de la cotidianeidad ni la rutina. Ni tampoco ponen lo urgente por encima de lo importante. Seguramente que los riesgos de improvisación serán menores, e igualmente la falta de planificación, la corrupción y la inmoralidad pública, desaparecerán del panorama público del departamento.
Pero para mayor efectividad de la ejecución en lo planeado, tiene mucha importancia el desarrollo del triángulo de planificación, que cuenta con tres vértices, donde está el plan de acción, el plan de comunicaciones y un plan de coordinación. Esto es, para que no haya un teléfono roto, entre quienes planifican y quienes ejecutan las políticas públicas programadas. También, para que lo que sucede arriba en la alta dirección de la entidad, se sienta abajo, en los niveles de apoyo y coordinación. Solo así, invirtiendo tiempo y recursos en la planificación y dejando de pensar, que el mandatario territorial se las sabe todas en su propia opinión, tendremos buenos gobiernos en la guajira. Recordando siempre, que esta es una actividad proactiva y prospectiva y que sólo quien no sabe para dónde va, cualquier camino le parece bueno, pero en la vida pública no es así, se hace necesario planificar. Ejecutando solo aquellos proyectos pertinentes y que impactan los indicadores de pobreza y dejando de lado, sólo hacer pavimentos por la rentabilidad de los contratos.