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Talento es una palabra de origen griego, proviene de talanton, que en la antigua Grecia hacía referencia a una unidad monetaria equivalente 26 kilogramos de plata. Era la unidad monetaria más alta de los griegos, con un valor de 6.000 dracmas (una cantidad increíblemente grande si se compara con un salario promedio de la época, que consistía en 1 dracma), inicio este comentario por el escándalo surgido del tema de cobro por parte de los compositores de música vallenata a los cantantes.
El gran valor que encierra este concepto se refleja hoy día en el significado de la palabra talento. Ser talentoso significa tener gran riqueza, al menos en lo que a habilidades se refiere y el talento de nuestros compositores debe reconocerse monetariamente, como cualquier talento de un profesional que cobra por sus honorarios.
Desde hace más de 70 años, la Sociedad de Autores y Compositores de Colombia (Sayco), como sociedad de gestión colectiva sin ánimo de lucro, se encarga del recaudo y distribución transparente de los derechos de autor, aunque son muchas las dudas y prevenciones de cantautores por el manejo de estos recursos y que no se reflejan en el mejoramiento de su calidad de vida.
Desafortunadamente, muchos cantantes, han ignorado, con escasas excepciones, a esos arquitectos de historias, de cuentos o leyendas, elementos básicos en los cuales se basa todo compositor que, en momentos de inspiración plasman en una composición temas que nos han posicionado en el ámbito folclórico ; no pretendo defender a Omar Geles con todo lo que ha generado las declaraciones de ‘Mono’ Zabaleta, pero si es obligatorio salir a la defensa de aquellos grandes compositores que en el transcurrir de la historia del vallenato nos han llenado de mucho orgullo y que no se refleja toda esa grandeza como debería verse reflejado.
Cómo hubiese sido bueno que Emiliano Zuleta Baquero, Leandro Díaz, ‘Nando’ Marín, Alejo Durán, ‘Juancho’ Polo Valencia, Calixto Ochoa, Gustavo Gutiérrez, Santander Durán, Sergio Moya, Ildefonso Ramírez ‘Upo’, El ‘Yesca’, Rosendo Romero y Cachete en Villanueva, por nombrar algunos, hubiesen recibido el precio justo por sus obras, no las migajas que las editoras y disqueras, hasta algunos conjuntos vallenatos les entregaron en su momento, todos ellos, debieron vivir como ricos y los que están vivos deberían vivir como millonarios, se lo ganaron hace rato, por darnos tantas alegrías y por ser puentes de unión, reconciliación y darnos tanto orgullo.
Una vez la canción ha sido grabada, se va al aire y los compositores no pueden estar en cada estación de radio, página de internet, cadena de televisión, equipo de sonido, discoteca o aeropuerto negociando el uso de sus canciones a veces sin tener como transportarse, algunos no tiene ni una bicicleta, mientras otros de la noche a la mañana tienen hasta carros blindados; algunos no todos, aclaro, cantantes no pueden condicionar un valor, esperando que sea un éxito, ellos como cualquier profesional tiene todo el derecho de lucrarse económicamente con sus autorías; pensar y componer, no es fácil y también cuesta, no como, los de ahora que le componen al instagram, al dame like o al WhatsApp o a cualquier desfachatez que está acabando con nuestro folclor.
Cuando suena en las radios para abordar el ejemplo más obvio deben pagar por la música como el dueño de una tienda paga por el arriendo, la luz y todos los productos que vende y en Colombia todas las radios pagan a Sayco por pasar la música; si una emisora utiliza un alto porcentaje de su programación en música, como las grandes emisoras que promocionan todo el día música, deben pagar un porcentaje de su facturación bruta a Sayco, ese dinero se debe repartir entre los autores de las canciones tocadas, que no necesariamente son los intérpretes y cantantes; cuando ‘La gota fría’ suena en una radio, el que gana o debió haber ganado tenía que haber sido Emiliano ‘el viejo’, no Carlos Vives. ¿Por qué algunos conjuntos vallenatos de hoy no reconocen que ellos se promocionan y viven por las composiciones?
En Estados Unidos existe el sistema BDS (Broadcasting Data System de Nielsen), donde un sistema de computadores detecta con exactitud la estación y el momento en que se tocó una canción por más de 60 segundos; cada canción tiene un código único y en tiempo real se puede saber cuántas veces se tocó esa canción en el país, hay que confirmar si esto funciona en Colombia.
El mismo sistema se usa para hacer las listas como la de cuando se escucha Parranda en el Cafetal o Jaime Molina, Rosa Jardinera, Fantasía, La casa en el Aire o Rebelión en un concierto, radio, televisión, bar, ascensor, boda o un teléfono en espera, los compositores deben recibir derechos de autor por su obra. De eso viven. Mejor dicho, de eso deberían haber vivido o vivir con calidad de vida sin tanta escasez de ellos y de sus familias.
En buena hora surgió este ‘Bochinche’ para que, a través de Sayco sin engaños, se revisen los derechos de toda índole de los compositores vallenatos, sin abusos en valores a pretender recibir y si no es Sayco, que el mismo gremio, sin roscas ni endiosamientos, tengan la voluntad y la madurez de regular no sé de qué manera, es una tarea de ellos y podamos seguir disfrutando de las creaciones de nuestros grandes y gloriosos compositores.