Luego de más de un año de pandemia de Covid-19, los niños de la comunidad Sararao vuelven a reencontrarse con sus maestras y compañeros en la Unidad de Atención Comunitaria ‘Felicidad’, una de las nuevas instalaciones destinadas para atender a población en Primera Infancia en La Guajira.
“Este es un beneficio para las familias de Sararao. La comunidad está contenta por este espacio tan bonito donde los niños y niñas podrán recibir sus clases y queremos que estas inversiones sigan llegando a nuestro territorio”, dijo Luis Van Grieken, líder wayuu de la comunidad beneficiada con el nuevo espacio.
Al igual que ellos, 1.147 niñas y niños de todo el departamento ya gozan del retorno a la presencialidad Centros de Desarrollo Infantil, Unidades Comunitarias de Atención y Hogares Comunitarios de los municipios de Riohacha, Fonseca, Barrancas, Hatonuevo, San Juan del Cesar, Papayal, Manaure, Uribia, Dibulla y Maicao, a través de las Modalidades Institucional y Propia e Intercultural.
Para los chicos, volver a la presencialidad en sus programas de Primera Infancia es una gran noticia. Podrán volver a compartir tiempo y espacio con sus amigos y compañeros. Y también podrán explorar, conocer, preguntar y crear en el contexto educativo. Además una cualidad que ha desarrollado los chicos es su capacidad de mantener sus hábitos de higiene y distanciamiento social como norma de cuidado.
Para llegar a este momento, un gran esfuerzo institucional fue necesario en la medida que los niños y sus cuidadores debían gozar de unas condiciones seguras para regresar a los programas de educación. Toda la infraestructura existente tuvo que adaptarse a la nueva realidad.
“Es cierto que la pandemia nos ha replegado, pero también es cierto que todos los colombianos hemos demostrado una capacidad de resiliencia sin igual. Por eso es el momento de asumir nuestra responsabilidad con la niñez y darle la educación inicial que merece”, dijo Lina Arbelaez, directora del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar. Para la funcionaria, sí era posible lograr que niños y niñas regresaran a su formación de manera presencial.
El regreso a la presencialidad de los menores no comenzó hace algunos días. En septiembre de 2020, el ICBF puso en marcha un plan piloto para evaluar la capacidad de los centros de atención para atender a niños y niñas en medio de la pandemia. Los resultados de un estudio independiente demostraron que los protocolos de bioseguridad adoptados fueron exitosos.
Otro paso fue garantizar que el personal humano encargado de cuidar a los niños tuviera las condiciones para realizar su trabajo de manera segura. Por eso, el Ministerio de Salud priorizó en la tercera etapa del Plan Nacional de Vacunación contra el Covid-19 a los colaboradores del ICBF, lo que significa que pudieron adquirir la protección contra el coronavirus antes de retomar sus labores.
En este proceso, fue clave el “talento humano del ICBF comprometido, con madres y padres comunitarios dispuestos y con familias y cuidadores asumiendo su responsabilidad con el desarrollo de las capacidades sociales, emocionales, cognitivas y físicas de las niñas y niños, es que hemos podido avanzar con la reapertura total de nuestras unidades de servicio en todo el país”, agregó la directora Arbelaez.
Cabe mencionar que el retorno a la presencialidad a todos los puntos de atención el ICBF en Colombia es voluntario y gradual. Además las Unidades de Servicio cuentan con los mecanismos adecuados de seguimiento y control para prevenir los posibles contagios de COVID-19 y se realiza el seguimiento de todos los casos activos o sospechosos.