Reconocer los síntomas de infarto o de angina de pecho nos pueden permitir actuar con rapidez y solicitar atención médica inmediata para evitar las consecuencias de estas enfermedades del corazón. Para saber cómo diferenciar ambas, hablamos con la Dra. Alma Fernández Arias, directora médica de Savia, plataforma de salud digital de Mapfre, quien nos ayuda, además, a saber cuál es la mejor manera de prevenir estos problemas.
El infarto y la angina de pecho se presentan debido a la obstrucción en alguna de las tres arterias principales o sus ramas, lo que reduce, en consecuencia, el flujo de sangre hacia el corazón.
Factores de riesgo
Los principales factores de riesgo que pueden ocasionar la obstrucción de las arterias coronarias y que por tanto deben evitarse son:
Niveles elevados de colesterol y triglicéridos en sangre, trastorno llamado dislipemia; hipertensión arterial, obesidad, tabaquismo, sedentarismo.
Existen otros factores de riesgo que no se pueden evitar, como los antecedentes familiares y la edad avanzada.
Prevención
Para prevenir la aparición de estos problemas lo mejor es establecer unos hábitos saludables y cambiar el estilo de vida para retrasar la progresión de la arteriosclerosis coronaria y evitar complicaciones cardiovasculares:
Dejar el consumo de tabaco si fuera el caso y evitar la exposición al humo ambiental. Mantener o reducir el peso, si existe obesidad o sobrepeso.
Realizar una dieta baja en grasas saturadas y colesterol y adaptar las calorías para llevar el peso al ideal. Mantener estables los niveles de LDL y HDL.
Realizar ejercicio físico, evitar la exposición a la contaminación ambiental, vacunarse anualmente de la gripe, controlar la presión arterial, controlar adecuadamente la glucosa si el paciente fuera diabético.
¿A qué edad pueden ocurrir?
La enfermedad cardíaca es la principal causa de muerte en hombres de 45 a 54 años, así como en personas mayores de 65 años. La incidencia de la enfermedad coronaria se incrementa con el paso de los años, lo que hace que la edad sea, en sí misma, un factor de riesgo cardiovascular. El infarto agudo de miocardio (IAM), suele estar ligado al proceso natural de envejecimiento, pero también es una patología cardiaca que cada vez se ve con más frecuencia en personas jóvenes que llevan un estilo de vida poco saludable y sedentario.
Consecuencias
Las consecuencias de una angina estable se pueden tratar, como habíamos comentado anteriormente, estableciendo unos hábitos saludables y cambiando el estilo de vida para retrasar la progresión de la arteriosclerosis coronaria y evitar complicaciones cardiovasculares.
En el caso de la angina inestable, se presenta de forma aguda como el infarto. Ambos forman parte de la cardiopatía isquémica que es una enfermedad grave y crónica.
Si el infarto es muy extenso, hay mayor probabilidad de fallecimiento de la persona afectada. Por el contrario, si el infarto no ha dañado excesivamente el corazón, se puede volver a realizar una vida normal, aunque siempre controlando los factores de riesgo y abandonando la vida sedentaria.
En algunas personas pueden aparecer arritmias ventriculares o bloqueos del corazón, que por lo general pueden ser controlados.