Nunca nos falta un problema. Esa parece la constante de este país que vive en medio de la turbulencia política, los problemas sociales, las denuncias por corrupción, los anuncios apocalípticos sobre la falta de agua, los incendios forestales y las avalanchas invernales. Parece que nada fuera bueno para este hermoso país.
Ahora el lío es que no tendremos GNV. Y no es un juego. Ya la empresa Ecopetrol ordenó suspender el suministro a las empresas distribuidoras en casi todo el país, a fin de garantizar el funcionamiento de las plantas térmicas, para apoyar a Bogotá y otras regiones que tienen generación hidráulica.
Las primeras sorprendidas fueron las empresas Terpel, Alcanos, Efigas, Gases del Caribe, consideradas las más grandes del país, que tienen suscritos contratos de firmeza condicionada con Ecopetrol.
Lo peor es que dentro de las políticas del gobierno de Gustavo Petro Urrego, figura la medida de suspender todo tipo de exploración de gas, petróleo, carbón y otros combustibles fósiles, sin tener en pleno funcionamiento los sistemas de energías alternativas, los cuales se están retrasando, paradójicamente, porque el mismo Estado tiene frenada las licencias ambientales.
Para colmo de males, el proyecto Uchuva-2, en donde el país tiene centradas grandes expectativas gasíferas, se paralizó luego de la medida judicial de un juez de la República, que el pasado 11 de septiembre, ordenó en Santa Marta, la suspensión de los trabajos de exploración ejecutados a cuatro manos por Ecopetrol y Petrobras.
La polémica resolución, sustentada en una acción de tutela interpuesta por un líder indígena que alega omisiones en las consultas previas obligatorias con las comunidades pesqueras de la zona.
Tenemos gas, pero no podemos hacer uso de nuestras reservas probadas y tampoco se puede seguir explorando, debido a las políticas estatales. Como quien dice, vamos emulando a lo ocurrido en Venezuela, uno de los grandes productores de petróleo del mundo, pero que hoy, se debate en una terrible crisis, que obliga a los usuarios a realizar largas filas de horas, días, y semanas, para poder comprar un poco de combustible.
En La Guajira el parque automotor que utiliza el GNV no supera los 150 vehículos, en su gran mayoría de servicio público. Solo funcionan dos estaciones de servicio. ¿Qué pasará con estos taxis y otros automotores?
De un momento a otro nos pueden anunciar que suspenderán el suministro de gas domiciliario o en su defecto, que aumentarán las tarifas. Eso no se descarta, como tampoco, que tengamos que volver a la leña, al carbón vegetal, a las estufas eléctricas, o Dios no lo quiera, a las famosas estufas de mecha, que generaban incendios, a la hora del almuerzo.