En abril del 2017, los habitantes de El Cabo de la Vela se vieron sorprendidos cuando ‘Romea’, un moderno yate de color blanco se ancló frente a las playas de ese hermoso balneario, al extremo norte de Colombia. Se notó un alto dispositivo de seguridad poco usual en esta zona.
La sorpresa fue mayor cuando la gente se enteró que había llegado nada más y nada menos, que el multimillonario y famoso filántropo, máximo creador de Microsoft, Bill Gates. ¡Increíble!
El hombre bajó, saludó a los indígenas, se sentó en sillas de madera y sobre una mesa plástica, le sirvieron lo más excelso de la gastronomía guajira.
Por días, la noticia del arribo del multimillonario se manejó con un secreto a voces, como se hace en La Guajira, en donde nada queda entre dos personas. Cuando la noticia se filtró, Bill Gates ya estaba viajando de Cartagena hacia el Caribe mexicano.
De ese tiempo hacia hoy, han llegado tres cruceros de regular calado a las costas del Cabo de la Vela. Eso permitió reactivar las miles de promesas que se la han hecho por parte de los políticos a los pequeños emprendedores de esa hermosa zona turística.
Desde la carretera entre San Martín, al Cabo, hasta acueductos, alcantarillado e interconexión eléctrica, han prometido todos los gobiernos, incluyendo a Álvaro Uribe Vélez, quien llego en 1995, como gobernador de Antioquia, junto a Jorge Pérez, gobernador de La Guajira, con el programa, ‘La Guajira a Ritmo Paisa’.
Ni la carretera, mucho menos la energía, al igual que el agua potable, han llegado a ese paraíso sobre el mar Caribe. Han llegado nuevas generaciones que nacieron y lo primero que escucharon fueron las promesas de los políticos. Todos han crecido, pero nada ha llegado.
Lo único que apareció fue la empresa Helios, contratada por el IPSE. Se instaló una planta eléctrica diesel que se interconectó a la nueva postería y redes instaladas existentes.
Ahora los usuarios no alcanzan a ganar lo suficiente para pagar un kilovatio a $1.200 pesos. Se les prometió un subsidio a quienes consumieran hasta 173 kv, pero extrañamente, casi todos se pasan, pese a que el servicio solo lo prestan pocas horas en la noche.
La empresa Helios tiene la planta apagada. Dice que los usuarios no le pagan. Un pequeño emprendedor asegura que su última factura fue de $12 millones, algo imposible de pagar a un pequeño negocio.
En la última mesa técnica se hicieron anuncios y ayer en el Congreso, se prometió el giro de $1.500 millones a Helios, como subsidios, pero los usuarios también tendrán que pagarles a los empresarios.
Según los datos, en los últimos años, se ha invertido una suma superior a los $16 mil millones, pero la gente de El Cabo no tiene energía eléctrica, mucho menos agua potable.