La Guajira es una región que tiene suficiente agua dulce superficial, grandes cantidades subterráneas, y una cantidad infinita en la zona marina, con la cual se podría abastecer, todas las necesidades insatisfechas que ancestralmente se han presentado en este territorio. Simplemente ha faltado planeación, para frenar la sed.
El 22 de febrero del 2022, se registraron dos hechos positivos para esta región. Ese día, el Ministerio de Vivienda Ciudad y Territorio, devolvió las competencias del agua, al Departamento luego de una larga e ineficaz intervención con resultados muy ‘dudosos’ a través del programa ‘Guajira Azul’.
Ese mismo día, comenzó a operar la primera Empresa de Servicios Públicos de La Guajira – Esepgua- que había sido fundada el 30 de diciembre de 2020, contando con socios como los municipios de Urumita, Fonseca, La Jagua del Pilar, Distracción, Villanueva y San Juan del Cesar; además, del departamento de La Guajira, y el respaldo del Mvct.
Desde ese momento la historia del agua en el Departamento se partió en dos. Una época en donde existió Proaguas y los acueductos municipales. En el caso de Proaguas, tuvo buenos resultados para la población wayuú, construyendo jagüeyes y molinos de vientos, muchos de los cuales, 60 años después, siguen funcionando para beneficiar a las comunidades. Lástima, se acabó.
Luego llegaron etapas de ejecuciones sin ninguna planeación, como los 90 millones de dólares de un crédito internacional, cuyas inversiones, nadie puede explicar con certeza sus resultados. Incluimos allí, la intervención del Mvct, de cuyo proceso se esperaban cambios sustanciales en las formas de inversión, pero, al final, no fue así.
Desde el 2022, Esepgua inició sus operaciones. Dos años después, sus resultados muestran cifras significativas. 50 proyectos. 13 fueron terminados y se encuentran en funcionamientos, 29 están en ejecución y 8 se encuentran en comités para su viabilización.
Por eso, hoy, cuando en el Congreso de la República se somete a discusión el proyecto de ley 197, mediante el cual se establecen medidas para el suministro de agua potable y saneamiento básico a las comunidades, en donde se le dará vida jurídica al Instituto de Agua Potable de La Guajira, nadie entiende, como funcionará con Esepgua, que tiene el mismo objeto social, sin contar con otras, como Sur Azul, y la cantidad de operadores privados.
Esa parte debe ser analizada y debatida, para no generar conflictos de intereses. Si Esepgua viene arrojando resultados positivos, debería tener continuidad para que siga con este buen ejemplo; por el contrario, se le debe fortalecer. Si existen fallas, el Estado tienen los mecanismos para perfeccionar su funcionamiento.
Hasta hoy, todos los experimentos distintos a Esepgua, carecen de buenos resultados. El ejemplo más reciente, fueron los 40 camiones de la Unidad del Riesgo. El ‘cambio’ no debe acabar con lo que pinta bien, se debe fortalecer.