La Semana más litúrgica e intensa de todo el año, ha tenido a través de los tiempos una serie de cambios realizados a su acomodo por parte de muchos católicos y cristianos que han convertido los días Santos en una ocasión de descanso y diversión, olvidándose de lo esencial: dedicarse a la oración y la reflexión en los misterios de la Pasión y Muerte de Jesús. El exceso de comercialización de la Semana y los cambios de fe que muchos católicos han tenido, también hace parte de la Semana que comienza con el Domingo de Ramos y termina con el Domingo de Pascua.
La Semana Santa llena de fe y tradiciones católicas para muchos, significa reflexión, ayuno y hasta la abstinencia de ciertos alimentos o acciones catalogadas como carnales, mientras que para otros representa el momento para continuar el jolgorio, el bullicio y el desorden descontrolado que debió quedar atrás hace 40 días, con la muerte de ‘Joselito’, en el tradicional Carnaval.
Es cierto que Colombia es uno de los países con más celebraciones al año, pero pocas de ellas llaman al arrepentimiento, a la consagración y a la reflexión que tanta falta nos hace en medio de las innumerables necesidades por las que atraviesa este territorio.
Quizá, sea esta la razón por la que muchos creyentes, durante el pasado Domingo de Ramos, mientras salían de la tradicional misa de la Catedral Nuestra Señora de los Remedios de Riohacha, dialogaban con los periodistas y hacían un llamado a la espiritualidad, al sacrificio y no a la carnalidad que ha transformado esta celebración religiosa en lo que se ha apodado popularmente, como ‘parranda santa’.
En la actualidad los peregrinajes y las procesiones, se han mudado a las playas, a los ríos, a las fincas, al resort de los grandes hoteles, o a los largos trancones en los peajes de las principales vías del Departamento, mientras el consumo del pescado, se convierte más en un ‘caché’ tradicional, que por cierto, pocos se dan, por el alza tan exagerada que sufre este alimento, que en un ritual religioso para consagrar el cuerpo.
La invitación es a disfrutar de estos días en tranquilidad, reviviendo aquellas creencias y costumbres que realmente conservaban la integridad y que permitían al creyente entrar en un proceso más espiritual que carnal. Para los que somos de la fe católica y cristiana, debemos vivir la Semana Santa teniendo a Jesús con nuestra oración, sacrificios y el arrepentimiento de nuestros pecados. Igual llamado de fe para quienes profesan religiones diferentes al catolicismo y el cristianismo.