Momentos difíciles vive el departamento de La Guajira, por la serie de amenazas a líderes sociales, indígenas y ahora a los jóvenes. La situación no puede ser más difícil, si se le suma los casos de violencia especialmente contra las mujeres.
Los casos son denunciados ante la Fiscalía General de la Nación, que pocos resultados ha entregado sobre los autores de quienes se han dedicado a sembrar el miedo en La Guajira.
Las amenazas se hacen llegar a través de mensajes de textos y panfletos, generando terror a quienes las reciben pero también a su núcleo familiar, lo que les implica de alguna manera un cambio en el diario vivir.
La lista de los amenazados en los últimos meses pasa de 20 personas, quienes enfrentan otra dificultad como es lograr la protección que le debe garantizar el Gobierno colombiano.
Las solicitudes de estudio de riesgo para las personas intimidadas no se han atendido en su totalidad por la Unidad de Protección, lo que causa una mayor preocupación porque el riesgo es inminente.
Las autoridades tampoco tienen claro de dónde provienen las amenazas, puesto que no solo son líderes sociales que trabajan el tema de tierras, sino también los jóvenes que se sumaron a la protesta nacional en busca de ser escuchados.
Es urgente, que desde el Gobierno departamental y los entes territoriales, analicen por qué las amenazas a los líderes sociales es recurrente, y quiénes están generando ese miedo para silenciar a quienes se atreven a exigir soluciones a diversos problemas que afectan a la población.
Las autoridades no pueden permitir que las intimidaciones sigan creciendo, es necesario aunar esfuerzos primero para proteger a ese grupo de personas que hoy necesitan ese amparo para evitar ser asesinados, y segundo exigir a la Fiscalía General de la Nación, resultados frente a los casos denunciados. El miedo no se puede apoderar de quienes se atreven a denunciar los casos de corrupción, esas son voces que se hacen necesarias para seguir exigiendo a las autoridades que se les investigue, pero también solución a los problemas recurrentes en el Departamento que aún no se solucionan como la falta de agua potable los siete días a la semana las 24 horas.