En Colombia el cambio climático nos ha sometido a vivir las paradojas más extrañas de la vida. Hoy, la región más seca del país como La Guajira, sufre por el exceso de agua que cae a torrentes del cielo. Las zonas andinas que tradicionalmente han tenido agua hasta para exportar, están ad portas de ser declaradas en calamidad, según lo ha anunciado el propio presidente Gustavo Petro Urrego.
Extraño o no, eso vive Colombia, que no es ajena a las graves situaciones que afronta Brasil, en donde el río Amazonas, el más grande del mundo, se ha secado, paralizando el transporte fluvial.
Por eso, la agenda la COP16 se ha centrado precisamente en los problemas de orden ambiental que afronta la Amazonia, en donde los tres países, dueños de sus territorio, Brasil, Perú y Colombia, tendrán que darle una explicación al mundo.
Son los efectos del cambio climático, precisamente en momentos en que Cali, recibe a casi 19 mil expertos ambientalistas que han llegado de 196 países, para asistir a la COP16.
Mientras la capital de Colombia, está a punto de vivir la peor de las emergencias, si se dan los pronósticos del presidente Petro, en el departamento de La Guajira, las comunidades indígenas, boyan en los jagüeyes y las trochas.
Este Departamento caracterizado por su geografía árida y su riqueza cultural, enfrenta una de las peores crisis invernales en años. Las lluvias intensas han causado desbordamientos de ríos, deslizamientos de tierra y afectaciones a miles de familias, que hoy ven sus hogares sumergidos en el agua y sus medios de vida destruidos.
El alcalde de Riohacha, Genaro Redondo Choles, acaba de declarar la emergencia para poder atender a los cientos de familias afectadas y damnificadas, por esta tragedia invernal.
El gobernador Jairo Aguilar Deluque, está analizando cada uno de los reportes que entregan los municipios de Uribia, Manaure, Maicao, Albania, y el Distrito de Riohacha, en donde durante los últimos cuatro días, han sido duros, debido a la caída de fuertes aguaceros con tormentas eléctricas, que han causado inundaciones en barrios y zonas vulnerables, incluyendo la zona céntrica de Riohacha y Maicao.
Por eso se requieren medidas reales, no emergencias de papel, en donde los últimos beneficiados sean los afectados y damnificados, tal como ha venido ocurriendo en las anteriores calamidades, o como cuando pasó el huracán Joan, el 18 de octubre de 1988, y golpeó a este territorio.
Ahora solicitamos la solidaridad de los colombianos, para llevar ayudas a los afectados y damnificados por la ola invernal que sacude al territorio de La Guajira. Ya no es la sequía, ahora son los desbordamientos de las aguas pluviales.