Definitivamente en Colombia el regionalismo cada día se entroniza más. El centralismo cabalgante que viene desde la época de Bolívar y Santander, golpea con mucha fuerza a las regiones periféricas. Cuando algo ocurre en el Caribe se le da un despliegue, mientras lo bueno se intenta esconder. Desde hace años las tarifas de energía para el Caribe son más elevadas, bajo el argumento que en el interior se trabaja con una producción hídrica y en el norte se hace a través de las térmicas. Ese extraño axioma comercial, lo hemos aceptado sin reproche.
En estos momentos de crisis provocada por los cambios climáticos y ante la aparición de otras alternativas de producción de energías, las cuales están concentrada en el Caribe, se elabora un borrador de un supuesto estudio adelantado por el grupo Vanti de Bogotá, sobre el análisis ‘costo-beneficio’ de agregar tramos regulados del sistema de transporte nacional, documento que fue preparado por la Universidad de Los Andes de Bogotá.
La gigantesca ‘cascarita’ que Vanti le propone a la Creg, es que la tarifa promedio del gas en el Caribe, pasaría de 1.18 usd/kpc a 2.09 usd/kpc, lo que significaría un incremento cercano al 77% en la tarifa del transporte del gas. Eso quiere decir, que las tarifas de gas natural de la región Caribe se incrementarían de forma exagerada, las del interior del país se reducirían de la misma forma, puesto que pasarían de un promedio de 2.70 usd/kpc a uno de 2.09 usd/kpc.
Los andinos saben que a futuro las fuentes hídricas para producir energías eléctrica, se están agotando y, por el contrario, la producción de energías limpias, eólicas, fotovoltaicas, hidrógeno verde, entre otras, van en aumento y se concentran en zonas calientes. Precisamente estas tienen su nicho de producción en el Caribe.
Para hablar claro, un habitante de Manaure, El Pájaro, Mayapo, Riohacha, pagarán el gas más costoso que los bogotanos. Así de fácil, según la teoría regionalista y descorazonada de Vanti, que, sin dudas, sería aprobada por los miembros sin ‘rostros’ de la Creg.
Estamos frente al mayor zarpazo, de los tantos que se le han aplicado en el país centralista al Caribe. Hace años a estos departamentos les quitaron la producción de licores, las electrificadoras departamentales, las loterías, bajo el cuento de la existencia de una corrupción. Las del interior siguen funcionando con mucha corrupción. La frontera entre Colombia y Venezuela, sólo opera por Cúcuta. A Paraguachón, le quitaron el derecho a transportar carga. Las empresas grandes del Caribe se las llevaron para Bogotá, incluso, la sede administrativa de Cerrejón está en la capital, en Riohacha no tienen ni un kiosco.
¿Sobre esto qué pensarán los congresistas guajiros? ¿Qué dirán los miembros del famoso Bloque Caribe? Vamos a esperar las reacciones.