Indiscutiblemente la pandemia marcó el inició de la última de las grandes mutaciones del periodismo a nivel mundial. El Covid abrió totalmente las puertas para que las nuevas tecnologías, que ya venían desde unas décadas tratando de ganar terreno en las comunicaciones, y entraran definitivamente en esta galaxia de informar.
Desde sus orígenes el periodismo ha venido mutando. Fue Johannes Gutemberg, con la puesta en servicio de la imprenta, quien marcó el inicio de la prensa mundial.
Luego al final de la primera guerra mundial, nace la radio, que puso, para esa época, el gran monopolio de los periódicos. Para ese entonces, era lo más moderno, y se decía, que los periódicos quedarían sepultados por la inmediatez de la radio.
No fue así, periódicos impresos y radio continuaron, para luego asombrarse con la llegada de la televisión, lo que fue visto como el reemplazo de los anteriores sistemas.
Ahora, una pandemia permitió el auge de las redes sociales que, como hecho novedoso, ha puesto en vilo a los medios tradicionales, como prensa, radio y la misma televisión.
La tecnología digital ha permitido que cualquier ciudadano pueda obtener y entregar información, quizás con una mayor velocidad e inmediatez que los medios tradicionales. La única diferencia, es que el periodismo como tal, sigue manejando sus principios éticos, responsabilidad, seriedad en el suministro de cada noticia que se da a conocer.
Es claro que estamos viviendo tiempos de cambios en los medios de comunicación en todo el universo. Se han cambiado los modelos de los grandes medios. El más impactado ha sido el impreso, que en plena pandemia se vio obligado a reducir sus tirajes e incluso, a cerrar sus rotativas y oficinas en todo el mundo.
Los medios con menos músculo financiero, les tocó doblegarse y someterse a la digitalización, dejando atrás la famosa circulación en las regiones, y lógicamente acabando con algunos eslabones laborales, como el voceador de prensa, el transportador y cerrando muchas plantas rotativas.
El golpe transformador en Colombia, se produjo a comienzos de siglo, cuando al entonces presidente Álvaro Uribe Vélez, se le dio por cambiar la celebración del Día del Periodista, que la Ley 51 de 1975, establecía como 9 de febrero, rindiendo un homenaje al primer periódico que apareció en nuestro país.
Esa decisión política nos mantiene ahora con dos celebraciones: 9 de febrero y 4 de agosto. La primera, hace relación al homenaje al periodismo como un oficio. La segunda, resalta al Comunicador Social y rinde tributo a la figura de Antonio Nariño, quien publicó en 1794 la primera traducción de los derechos del hombre y del ciudadano.
Dos fechas, en donde no se reivindican muchos derechos que los periodistas o comunicadores, deberían tener en cualquier nación que respete la libre expresión.