En la rutilante vida artística del cantante y en el florecido periodo del compositor, la parca llegó a la alcoba en donde descansaba el ‘Cacique’ y lamentablemente le cortó el hilo dorado de la vida, dejando huérfanos a sus familiares y desabrigada a toda una fanaticada que admiraba su canto y sus canciones, que ovacionaba sus presentaciones, que apoyaba la salida al mercado discográfico de las producciones que nos entregó y engrosaban las caravanas de felicidad por el éxito de su ídolo.
Así recordamos el fatídico 22 de diciembre de 2013, cuando los pétalos de la poesía oscurecieron el día como presagio de la muerte del cultivador de flores que, con melodías, las convertía en canciones: murió Diomedes Díaz.
Diez años después recordamos el mundo de sus canciones y la cosecha de éxitos que dejó el cantante de las multitudes en donde para esta fecha convergen familiares y fanaticada a demostrar la alegría que nos enseñó al cantar sus cantos, pero en el fondo de nuestra conciencia un dolor ante la falta física de su cuerpo que materializa su existencia. Familiares y fanaticada que profesa la fe católica entienden que Diomedes está sentado a la diestra de Dios.
El mundo de las canciones de Diomedes Díaz la podemos resumir en el plano de ‘El cantar de mío Cid’ por su obra poética y sus épicos relatos a través del canto que fueron de gran importancia para la gente de su época, así como de la ‘Divina comedia’ en su compendio cultural, religioso filosófico y poético, simplemente porque la fanaticada del ‘Cacique de La Junta’ entendió que en el canto vallenato Dios solamente pudo convertir a Diomedes Díaz en una deidad con dos componentes naturales: filósofo y poeta, en la cual consideramos que este tipo de personas pueden nacer en cada siglo, por eso le escuchamos decir en uno de sus versos: “Como Diomedes no hay otro y eso nunca nacería; y si nace no se cría, si se cría se vuelve loco”.
A pesar de esa serie de hechos negativos que existió en la vida de Diomedes Díaz, el ‘Cacique’ no le cantó a la tristeza directamente. Solo aparece registrado en la producción discográfica ‘El mundo’, una canción de su autoría titulada ‘Señora tristeza’ en la que podemos decir que es un canto para un amor esperanzado.
En el décimo aniversario de su muerte, podemos decir que Diomedes Díaz le dejó a sus seguidores un canto que perdura y seguirá perdurando para las nuevas generaciones que toman sus canciones para mantener vivo el legado que no solamente le corresponde a sus hijos, sino a su fanaticada, a quienes los admiraron y aún le cantan sus canciones.