Cinco niños indígenas de la comunidad yukpa perdieron la vida por una aparente intoxicación alimentaria en Agustín Codazzi, Cesar, en jurisdicción de la Serranía del Perijá.
Los menores, integrantes de la misma familia y residentes del resguardo Iroka, habrían consumido la fruta de corozo, conocida por sus potenciales efectos venenosos, según las primeras informaciones suministradas por las autoridades de salud.
‘La información es que consumieron una fruta de corozo que está prohibida en su comunidad’, declaró Juan Carlos Mindiola, secretario de Salud del departamento del Cesar.
Tres de los niños murieron en su hogar, mientras que los otros dos, una niña de 3 años y un niño de 13, fallecieron en la clínica tras ser atendidos en el hospital de Agustín Codazzi.
El CTI de la Fiscalía movilizó a los dos menores a Medicina Legal en Valledupar para realizar las necropsias respectivas que determinarán las causas exactas de su fallecimiento.
En respuesta al suceso, la EPS indígena Dusakawi, actuando bajo la solicitud de la Secretaría de Salud del Cesar, acudió al lugar de la tragedia.
Las autoridades se encuentran actualmente investigando el incidente y aguardan más información para esclarecer los detalles de este fatal hecho.
En un comunicado de prensa, el Cabildo del Resguardo Indígena de Iroka desmiente que los niños hayan fallecido por consumo de una fruta venenosa y manifiestan estar a la espera de los resultados de Medicina Legal.
Plantean que el deceso de los menores corresponde a un asesinato y no a un accidente, teniendo en cuenta que existe un antecedente de muertes provocadas por glifosato, ante lo cual están a la espera del informe forense y a que puedan reunirse con la Fiscalía para que les entreguen los resultados de las investigaciones. Piden que se haga justicia y que este caso no quede en la impunidad.